Este día, en que hacemos memoria de nuestro patrono San José, oramos por el aumento de vocaciones en la Iglesia. A él le confiamos los proyectos, deseos e inquietudes de todas aquellas jóvenes que se sienten llamadas por el Señor a entregar su vida, por la extensión del Reino de Dios y en favor de los más vulnerables. Que él siga animando su vida, les alcance de Dios la fortaleza necesaria para emprender este camino apasionante tras las huellas de Jesús, que es nuestro camino, nuestro compañero de viaje y nuestra meta.
Jóvenes que su corazón no aspire a menos, sino a emprender un alto vuelo, a vivir plenamente la vida, la vocación y la misión en esta tierra… no te das cuenta que eres vida que brota, sol que nace y estrella que no deja de brillar, que eres un regalo para el mundo necesitado de amor… NO TENGAS MIEDO, SOLO SÍGUELE, SOLO ESCÚCHALE; Él te enseñara nuevos caminos, solo déjate guiar.
El papa francisco nos dice: “Porque «la vida que Jesús nos regala es una historia de amor, una historia de vida que quiere mezclarse con la nuestra y echar raíces en la tierra de cada uno. Esa vida no es una salvación colgada “en la nube” esperando ser descargada, ni una “aplicación” nueva a descubrir o un ejercicio mental fruto de técnicas de autosuperación. Tampoco la vida que Dios nos ofrece es un “tutorial” con el que aprender la última novedad. La salvación que Dios nos regala es una invitación a formar parte de una historia de amor que se entreteje con nuestras historias; que vive y quiere nacer entre nosotros para que demos fruto allí donde estemos, como estemos y con quien estemos. Allí viene el Señor a plantar y a plantarse ». Porque nuestra vida en la tierra alcanza su plenitud cuando se convierte en ofrenda. Es en definitiva reconocer para qué estoy hecho, para qué paso por esta tierra, cuál es el proyecto del Señor para mí. Para cumplir la propia vocación es necesario desarrollarse, hacer brotar y crecer todo lo que uno es. No se trata de inventarse, de crearse a sí mismo de la nada, sino de descubrirse a uno mismo a la luz de Dios y hacer florecer el propio ser. Tu vocación te orienta a sacar afuera lo mejor de ti para la gloria de Dios y para el bien de los demás”. (Papa Francisco. Exhoratación apostólica Christus Vivit. Pg. 152)
Reconociendo que nuestra vida es un don y un regalo de Dios, coloquémonos bajo la protección de San José.
Súplica a San José por las vocaciones
Dios todo poderoso, que confiaste los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de San José; haz que por su intercesión, la Iglesia conserve a los sacerdotes fielmente y los lleve a plenitud en su misión salvadora. Dios todopoderoso, te pedimos nos concedas, por la gloriosa intercesión de nuestro padre San José, abundantes y santas vocaciones que anuncien tu Reino sin descanso.
Haz Señor que los sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y misioneros iluminados por tu palabra y guiados por la humildad y fidelidad de San José, abran sus corazones a tu siempre providente voluntad.
Amén