La misión es exigente y continuamente nos hace la invitación de «salir» salir de si mismas y darnos con alegría a los demás.
Nuestra experiencia en Quibdó Chocó, nos permite confirmar que vale la pena seguir a cristo y descubrir que no solo estamos llamados a dar, también a recibir; que cada acto sencillo, cada sonrisa hace presente a Jesús en medio de los que nos rodean. El compartir con los niños de la infancia, la catequesis y los jóvenes, es un espacio para compartirles nuestra experiencia de Cristo y darnos cuenta que el fruto de lo que realizamos no esta solo en lo que alcancemos a hacer, si no en el «ser» presencia de Dios en donde nos encontremos, hasta cuando compartimos una tarde de ocio en comunidad, esto también es evangelizar.