Damos gracias a Dios por este nuevo paso en el proceso de canonización de la Venerable María Emilia Riquelme y Zayas. El milagro que Dios realizo a través de Nuestra Fundadora ha sido en Colombia, la comisión médica después del estudio detallado da su aprobación. Seguimos esperando y pidiendo a Dios que pueda ser reconocida en la iglesia como testigo del amor a Jesús Eucaristía y a los hermanos. Toda la Congregación, los amigos de María Emilia, toda la familia Missami y la Iglesia se alegra por este acontecimiento de gracia. Os animamos a elevar una oración de alabanza y acción de gracias, sintiéndonos un Solo Corazón. Con las mismas palabras de María Emilia cantamos agradecidos el AMÉN, ALELUYA
AMÉN! es “Fiat” ¡ALELUYA! es “Agradecer” ¡AMÉN! es el grito del alma que es feliz con todo lo que Dios quiere. ¡ALELUYA! es el grito del alma que es feliz con todo lo que Dios permite. ¡AMÉN! es el grito del amor que se somete. ¡ALELUYA! es el grito del amor que se adelanta a la voluntad de Dios a quien ama. ¡AMÉN! es el grito de los santos en la tierra. ¡ALELUYA! es el grito de los santos en el cielo. Cuando un alma en la tierra sabe decir “Amén”, sabe también decir “Aleluya”; entonces existe entre Dios y esa alma una unión interior inefable, y la deja en la paz más profunda que, permite a Dios decir a sus ángeles: “Ved cómo me ama”.